Sobre el asfalto van quedando restos de un alma enamorada, como la viscosidad que deja una babosa tras de sí. A 100 kilómetros por hora se va desarrollando el clímax de una lucha contra el tiempo y el destino, contra distancias y voluntades, sobre todo cuando éstas últimas pierden la fe, y por ende, su fuerza.
Ella se debate entre los últimos minutos en el aeropuerto. Lo que hay en su valija es como lo último que queda de ella, desplomado e informe, apretujado y sin oxígeno, abatido por las vicisitudes de la vida.
Él busca una última vez estar con ella, unos últimos segundos a su lado, creyendo que los últimos serán los primeros, y que los primeros serán dos veces.
Así como aquellas extrañas y contadas veces que estuvieron juntos, apenas conociéndose, apenas conviviendo, y que ahora no son sino recuerdos vagos y confusos, sutiles resquicios de vivencias que murieron creyendo haber alcanzado la grandeza. Así como los grandes personajes mueren en el campo de batalla, los grandes amores mueren en el silencio y en las palabras ahogadas.
Los pasillos del aeropuerto parecen encogerse, tienden a tornarse caminos que se recorren en un santiamén. Las avenidas tan saturadas parecen ser la última morada de la paz del corazón de él. No hay atajos hacia el sosiego. Tarde o temprano, o tal vez tarde y temprano, su ajetreado corazón terminará explotando, cuyo estallido no será más que un gemido insonoro de dolor y soledad.
Ella camina por los corredores y la gente se abre para darle paso, como a una urgente ambulancia en plena carrera. Todos la miran y le gritan que no siga, que espere, que tal vez el destino realmente pueda ser mutable, alterable. Hay cosas tan poderosas como el amor que son capaces de vencer a leyes o preceptos que creemos inquebrantables.
Las voces y gritos, casi súplicas y ruegos, se agolpan en su cabeza, pero ella no lo sabe, no lo siente. Nunca como ahora el bullicio, incluso el de los que pronuncian su nombre, se había vuelto tan distante. Es sólo un elemento más del viciado e ignorado soundtrack urbano de todos los días.
Él acelera el motor casi llegando al límite. Ella camina sobrepasando el límite de lo deseado por todos. Cada vez está más cerca de los andenes. Escucha las bocinas anunciando su vuelo. Su corazón se conmociona. Se detiene y mira hacia atrás; no se convierte en sal pero sigue andando.
Él desciende de su Chevrolet Impala 59 que está mal aparcado. A pesar de la muchedumbre puede correr. Parecería que a sabiendas de un mal presagio todos se abren y le confieren el paso, de igual forma como lo hicieron con ella. Cree escuchar los altavoces anunciando un vuelo a París, Francia. Nunca como ahora una frase había resonado con tal intensidad y penetración en la mente de alguien.
Aguza la vista pero no la ve. Por cada paso que da él, ella da diez y luego llega al andén. Es extraño pensar que dos almas que deberían ser una misma viven en dimensiones diferentes. Una donde los minutos son largos y espaciosos entre segundo y segundo. Otra donde el tiempo corre veloz y sin piedad, como los caudales de un violento río.
Es en ésta última donde revisiones y trámites se cumplen en un dos por tres. Ella mira por la ventana del avión, ya doblegada ante la rectitud e inmutabilidad del destino. Él sigue corriendo lentamente, en su propia dimensión que se mueve cuadro por cuadro. Llega a la sala de espera. Por la inmensa ventana, tan grande como su agonía y tan transparente como sus sentimientos, alcanza a ver el avión donde se encuentra ella. Ahora lo ve. Ahora no lo ve.
Las eufóricas voces que estaban tanto con él como con ella de pronto se vuelven tristes y grises, al verlo todo perdido. Hay unas que guardan silencio, como en un funeral. Otras tratan de reanimarlos. Hay una sola que les dice que en ambas dimensiones existen las segundas oportunidades, que ya lo olvidarán, que con el tiempo y las lágrimas se desdibujarán los sentimientos hasta desaparecer. Pero ni él ni ella la escuchan, no lo saben ni lo sienten.
4 comentarios:
Me gustó mucho la historia, y me quedé sin palabras
EL MEJOR HASTA EL MOMENTO JEJE
BUENO ESO FUE MUY SUBJETIVO JAJA
EL QUE MÁS ME HA GUSTADO DE LOS PUBLICADOS
POR UN MOMENTO ME SENTÍ DIRECTOR DE CÁMARAS JAJA, CONFORME NARRABAS Y DESCRIBÍAS AMBAS DIMENSIONES EN MI CABEZA ERA "CÁMARA 1" AHORA "CÁMARA 2"
JAJAJAJA
MUY BUENO LOKO
EL CAMINO ES ASCENDENTE
SEGUÍS EN LA MIRA!
BUENA VIBRA
POSITIVE VIBRATION!!!
SEE YA IRIE!!!
Che chelee ya saca tu libro. Minimo los que posteamos lo compraríamos. Me gusto este otro de desamores. Andas dolido o que?
Un abrazo chele.
Escribe uno de navidad no? mínimo.
awww eso fue muy boniito, pero me dio mucha ansiedad porque todo lo imaginaba!!!
cuando vas a escribir de las hadas azules, tal vez ese no me de tanta flojera leerlo por mas largo que sea n_n
cuando tenga tiempo prometo leer los demas aunque sabes que mi tiempo es algo extraño y diferente al normal, tal vez a los personajes de tu cuento les hubiera servido un poquito del mio
Publicar un comentario