9.2.09

La dirección es el norte


La imagen es el mapa que la facultad donde estudié tiene en su página web. El mapa, como un mapa común y corriente, muestra las principales avenidas por las cuales se puede llegar a la escuela. También, como cualquier mapa, tiene, como referencias, lugares, negocios o puntos conocidos por la gente para hacer más fácil la tarea de llegar.
Cuando lo vi, me di cuenta que el único punto de referencia mostrado es un antro a donde los fines de semana, incluso a veces desde el jueves, cientos de personas acuden a divertirse, y entiéndase el concepto de diversión como una desordenada y patética búsqueda y revoltura entre uno que otro vicio y una que otra perversión, a veces sexual, a veces de otra clase.
Días antes de que entrara a la web de la escuela y advirtiera la ironía del mapa, leía en el diario algunas estadísticas acerca del consumo masivo, indiscriminado e irresponsable ya no solamente de alcohol, sino de cualquier cantidad de sustancias tóxicas. El artículo revelaba que, hasta el 2005, poco más del 40% de la población de personas de entre 12 y 29 años de edad, era bebedora actual. Nada nuevo, pensé, pues más de una vez me bastó una caminata por el Barrio Antiguo a eso de las tres o cuatro de la mañana para reconocer en qué tipo de sociedad alcohólica vivimos, y quien dice el Barrio Antiguo dice Centrito Valle o dice las calles aledañas a Reforma y Villagrán, en pleno centro.
No estoy tan seguro que el tema aquí sea lo alcohólicos que somos, sino las sutiles señales de que se está volviendo algo normal, algo socialmente aceptable, incluso, a veces, socialmente obligado.
Lo que más paradójico me parece es que, precisamente en un documento de una universidad, figure, como único, el reconocimiento de los lugares a donde, vacíos, deprimidos, en búsqueda de algún escape que compense las pérdidas y traumas del pasado, uno acude a embriagarse.
No sé si sea una señal, un signo, un aviso, aunque tampoco puedo asegurar que no lo sea.
Bien conocida es también la sorprendente cantidad de niños y jóvenes que desertan en los estudios, primarios y secundarios principalmente. Casualmente, según la misma investigación, el margen de edad en que los chicos prueban por vez primera el alcohol o las drogas es antes de los 17 años.
Volviendo a lo paradójico de la imagen, coincidencia o no, ésta no es más que un discreto reflejo social de que antes de la educación están los escapes sociales, evidente también en la estadística de analfabetismo y deserción escolar. Lo peor es que no es precisamente esto lo que más me asusta, sino el hecho de que desde el principio de los tiempos, el norte, de los cuatro puntos cardinales, es el que ha sido siempre el símbolo del avance, del futuro, de la dirección hacia donde hay que ir, y en esta cruda y sórdida imagen, en esta visceral y áspera realidad, lo que está hacia el norte, me parece, no es nada alentador.

1 comentario:

Pluck dijo...

jaja los rieles

y luego cual antro fueron a poner

de perdido fuera un antro chido, jaja

porque no hay algun antro hype ahi por lázaro, jaja