27.8.06

Diálogos III

-¿Sí?
-Buenas tardes, señora.
-Buenas tar...
-¿Aquí vive el señor Ramiro Garza?
-Mm, sí, ¿quién lo busca?
-El detective Miguel Villa, de la PGR. ¿Se encuentra el señor?
-Emm, no. ¿Para qué lo necesitaba?
-Bueno, quería hacerle unas cuantas preguntas.
-Ehh... ¿Se puede saber sobre qué asunto? Yo soy su esposa.
-Traigo unos documentos que dicen que el señor Garza estuvo implicado en un secuestro, entonces quería plati...
-¿Un secuestro? No, a mi esposo nunca lo secuestraron.
-Quiero decir que estuvo implicado no como secuestrado, sino como secuestrador.
-¿Qué? No, señor, se ha de estar equivocando de persona. Ha de ser alguien más con el mismo nombre.
-Tengo una foto de él. Mire, es el señor Garza, ¿no?
-Pues, sí, es él, pero eso no dice nada. Además, mi esposo falleció en un accidente de carretera, si quiere hasta le puedo enseñar el acta de defunción.
-Se lo agradecería mucho.
-A ver, espéreme.
(...)
-Aquí está. ¿Ve cómo mi esposo murió en el dos mil cuatro?
-Mmm, veamos. Mientras reviso el acta, ¿podría usted ver estas fotografías? ¿Se le hace conocido alguno de estos dos hombres?
-Pues... sí, creo que sí. Eran antiguos socios de mi difunto esposo, hace como cinco años.
-¿Y cómo eran las relaciones entre ellos dos y su esposo?
-Pues... al principio bien, pero luego terminaron mal.
-¿A qué se refiere?
-Pues que mi esposo terminó por perder todas sus acciones en la empresa, él me dijo que lo habían tranzado, pero quien sabe.
-Claro, lo entiendo. Mire, señora, esta acta de defunción no es válida, ni siquiera tiene el sello del Registro Civil, lo que significa que, al menos ante el Estado y ante las autoridades, su esposo sigue vivo.
-¿Cómo? No, no, señor, no puede ser, si hasta nos dieron las cenizas de mi esposo y lo velamos y todo.
-Pues sí, pero hace dos semanas estos dos hombres fueron secuestrados y torturados. Uno de ellos murió cruelmente y el otro logró sobrevivir; éste último, obviamente, fue el que reconoció a su esposo y lo acusó de planear y llevar a cabo el secuestro.
-No me venga con eso, le digo que mi esposo está muerto.
-Eso que dice me recuerda la declaración del secuestrado, quien dijo que el señor Garza, al momento del rapto, estaba tan pálido y tan frío como un fantasma, citando las mismas palabras de la víctima.
-Deje de bromear sobre mi esposo, que Dios lo tiene en su gloria.
-No era broma, pero en fin, tomaré eso como su declaración. Buenas tardes.
-(...)

No hay comentarios: