6.3.07

Turismo VI

Quienes mueren en cuerpo y viven en espíritu están condenados, según la regla, a llamarse fantasmas, a pasarse el tiempo deambulando por callejones oscuros y casas deshabitadas, a ser el infierno de los temerosos y la mina de oro de los estafadores.
En cambio, quienes mueren en espíritu y viven en cuerpo, castigo mayor, son aquellos que terminan de saco y corbata, trabajando para una transnacional todos los días, de 8 a.m. a 6 p.m., toda su vida.

1 comentario:

JOEL MARLEY dijo...

ESTAS EN LO CIERTO CHAPARRÓN