27.5.07

Terapia

Ya entrados en cerveza, luego de varias confesiones, me contó, trabajosamente, como si esta declaración le incomodara un poco más que las anteriores, que sentía un vacío en el pecho. Le dije que se tranquilizara, que eso se llenaba yendo de compras, vistiendo a la moda, viajando, comprando artilugios de primer mundo. Seguimos bebiendo hasta la madrugada del día siguiente. Cuando desperté, con una resaca de lo más dolorosa, no tuve el valor para darle los buenos días y me fui, caminando bajo el sol de mediodía, mientras ella aún dormitaba con una paz que yo nunca le había visto.

1 comentario:

liz dijo...

a mi me gustan mucho tus mini cuentos
seguire leyendo :)