Uno piensa y ríe acerca de lo fácil que sería salir huyendo descalzo por la calle, con el agua negra ensuciando las plantas de los pies y con las piedras del pavimento lacerando y manchando de sangre la piel débil y delgada. Uno piensa y ríe porque es la manera de huir de los que tienen el pecho frío y las venas vacías. Uno piensa y ríe porque se sabe que en cualquier momento llueve y de la lluvia nadie escapa, nadie sale con la camisa seca ni con el cabello acomodado. Parece fácil huir y correr y perderse por las calles y es por eso que, quienes se detienen un segundo y lo piensan, también, en ese mismo momento, ríen, como si se tratara de un chiste de moda sobre algún famoso o algún político. Uno piensa y ríe acerca de lo fácil que podría ser volver a casa y secar la ropa y tomar una toalla limpia y suave y apretujarla contra la cara para limpiarla del agua helada de la lluvia. Uno piensa y ríe, porque parece fácil, pero uno no sabe que en realidad no lo es.
30.3.11
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